Despertar

Turning away from you by Stephanie-van-Rijn
Desperté. Solo una sábana morada cubría mi cuerpo desnudo. A lado, estaba ella, la rubia que conocí hace muchos ayeres, la mujer que me robó todo mi ser, dormida ahora, desnuda debajo de esa sábana morada. La vi y acerqué mi cuerpo hacia el de ella, la abracé y besé su cuello. Ella solo suspiró y se movió un poco hasta pegar su cuerpo contra el mío. Sus nalgas tibias quedaron sobre mi miembro y este de inmediato empezó a bombear sangre para él. Suspiró aún más y empezó a apretarse más a mi, yo la empecé a abrazar más fuerte, atraerla hacia mí y seguí besando aquel cuello que loco me tenía, lo besé suavemente, cada parte de su cuello y parte de su espalda y el hombro izquierdo. Ella solo suspiraba, cada vez más fuerte y con sus nalgas empezó a realizar un vaivén. Mis manos empezaron a buscar más, ella lo supo y colocó una mano en sus senos y la otra mano en su sexo. Sentí la humedad en ella y empecé a mover mi mano en búsqueda del néctar de su ser. Seguí besando, la seguía atrayendo, mi miembro totalmente pegado a ella y el vaivén era aún más rápido. Con mi pierna alcé la suya y de inmediato tomó mi miembro y lo dirigió a su feminidad. Mi mano hizo un buen trabajo, pues la humedad en ella era aún mayor, facilitándome la entrada al placer mutuo.

Entre los dos el vaivén aumentó, a un solo ritmo. Mis manos seguían acariciando su cuerpo, sus piernas gruesas, sus amplias caderas, su sexo y su vientre, con la otra amasaba sus senos, pellizcaba sus pezones y jalaba su cuerpo aún más a mi, no quería dejarla ir, su respiración era más agitada y eso me excitaba. El vaivén aumentó más y más, sincronizados a pesar de la excitación de cada uno. A punto de llegar al éxtasis, ella de inmediato se separó a pesar de mi atadura. Se volteó hacia a mi, ruborizada y sin pudor y con su mano me terminó de tirar sobre la cama, y suavemente se acostó a mi lado, besando, mi cuello, mi rostro, hasta llegar a mis labios. Con su mano, por la excitación no recuerdo cual, manipulaba mi miembro y con la otra recorría mi cuerpo, desde mi pecho hasta mis piernas hasta dominarme con ambas manos mi virilidad. Por mi rostro, sabía en qué momento explotaría, redujo la velocidad con la que me masturbaba y me plantó el beso más apasionado del día, pero con cierta pizca de tranquilidad. Nuestra respiración se tranquilizó, relajándonos en el beso, disfrutando nuestros labios, jugando con nuestras lenguas, saboreando nuestros fluidos. Y como si algo la jalara, se fue subiendo poco a poco sobre mi, sus manos nuevamente colocaron mi miembro en su sexo y poco a poco disfrutamos de la sensación de aquello, y como salvajes, el vaivén comenzó. Sus senos comenzaron su propia danza, un baile hipnotizante, tan seductor que mis labios comenzaron a buscar probar cada centímetro de su suave piel. Sus gemidos, musicalizaron nuestra habitación. El poco sol que lograba entrar por la cortina, era testigo de nuestros actos, su luz iluminaba algunas partes de nosotros, coloreando nuestra pasión, dando cierto brillo a las gotas de sudor que recorrían nuestros cuerpos, dando más calor a nuestro calor. 

El éxtasis fue en aumento, el placer empezó a sacar nuestros mejores gemidos, la abracé fuerte, la apreté contra mi sin dejar de realizar el vaivén de caderas hasta que un grito de placer salió por nuestras bocas. Los espasmos post orgasmo, mantenían latente el placer que lentamente fue desapareciendo. Caímos, abrazados aún, ella encima de mí sin separarnos ni un milímetro. Nuestra agitación se fue calmando junto a nuestro ritmo cardíaco, su cuerpo subía junto con mi pecho al respirar. Nos quedamos en silencio por unos instantes. 

─”Quiero pizza y terminar el nivel del videojuego de ayer.”─ me dijo sin levantarse ni nada.

Alam
-Lo complejo de lo simple.

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