Ella, mi morena.

"Te amo, no se porqué, pero te amo. Gracias por reinventar mi mundo. Adiós." - La nota estaba perfectamente doblada sobre su lugar en la cama, mi cama. Toqué su espacio vacío con la mano, quise buscar rastros de su calor, algún recuerdo de anoche, una mínima sensación de ella. Nada. Tomé la carta y la acerqué a mi nariz. Su perfume...



No recuerdo cómo llegué o porqué terminé en aquél lugar. Hasta el momento no se porqué me senté en aquella mesa. Ni sé porqué pedí whisky en lugar de cerveza. Solo sé, que en cuanto la vi, me enamoré. Jamás había visto una mujer tan bella: Piel morena, labios gruesos con labial color rosa, ojos café avellana, cabello rizado, curvas asesinas. Pero, lo que más me enamoró, fue su sonrisa.

En cuánto se hizo notar, ningún hombre le quitó la mirada de encima. Sus movimientos nos erizaba la piel, nos tenía hipnotizados a todos. Éramos totalmente suyos. Sus rizos se balanceaban con su ritmo, sus pechos firmes rebotaban con cada paso, sus curvas, ¡por dios, sus curvas robaban mi aliento con cada girar! Sus ojos, su mirada se fijó en mi. Al principio dudé, volteé hacia los lados y regresé mi mirada hacia ella. Aún sus ojos estaban puestos en mi. Sonrió y desde ese momento fui suyo por siempre.

Cuando se perdió entre aplausos y silbidos, me dispuse a buscarla. Quería verla, necesitaba verla. Pregunté al guarda por ella. Pregunté a todos por ella. Nadie respondía. La perdí.

Salí de aquél lugar, caminé en dirección a mi lugar. Alcé la mirada, ahí estaba ella, mi morena.

Noir by burningmonk
─"Hermosa"─ dije y le sonreí. Ella volteó y me sonrió de vuelta. Su falda y la luz tenue rozaban con delicadeza aquellas piernas morenas. Su blusa dejaba ver sus hombros lisos y su ombligo de manera coqueta. Tomé valor y me acerqué a ella. Nos miramos, sonreímos nuevamente. Antes de decir cualquier cosa, nos besamos como si no hubiera un mañana. Sentí el calor de su cuerpo entre mis brazos; mis labios buscando a sus labios con desesperación, su mano derecha me tomó de la cadera y me pegó a su cuerpo. Sentí sus pezones endurecerse detrás de aquella blusa delgada. La tomé de las caderas y la acerqué a la pared volviendo a pegar nuestros cuerpos. Nuestros sexos se rozaban, sus gemidos aumentaban al besar su largo cuello, el aroma de su perfume se impregnó fuertemente en mi memoria. Sus manos me jalaban hacia ella; y yo, solamente me dejé llevar.
─"Te amo."- Le susurré. Ella se detuvo y con grandes ojos me vio, tomó mi mano y dijo:
─"Lo sé tonto." ─apretó fuerte mi mano─. "Quiero estar contigo esta noche, no me dejes sola."

Nos besamos y nos dejamos llevar.


-Alam
Lo complejo de lo simple.

Comentarios

Podría interesarte