Veintiocho Años



Veintiocho años no se leen fáciles, y sin duda no los han sido. Esto no pretende ser una autobiografía, pues no me considero un hombre de muchas experiencias, al contrario, yo creo que me ha faltado mucho y espero con ansias poder vivirlas muy pronto. Simplemente, son ideas al aire que quieren formar algo que tengo adentro desde bastante tiempo y que no me había dado cuenta o no sabía cómo sacarlo pero salieron en papel primero y ahora transcrito en una hoja de texto en la computadora.

Volteo a mi pasado y en mis recuerdos se proyectan vivencias que mi mente aún cree que fueron apenas ayer. Pero sin duda alguna las matemáticas no mienten, tal vez las fechas sean inexactas; sin embargo, cuando uno piensa con más esfuerzo, uno termina volviendo a descubrir que dichos recuerdos no son ni siquiera de este año ni el pasado, sino de hace más de cinco años, algunos diez años incluso, en mis casi treinta años, recuerdos de hace quince.

Esa última línea me pegó directamente en la edad, a pesar de que nunca me ha afectado e incluso yo me he burlado de mis amistades cercanas que están a un año o que ya iniciaron el tercer escalón de la vida; no obstante, esta vez sí me afecta, y repito, no es fácil decir mi edad, ¿pero por qué?

Desde que tengo memoria, he sido muy introvertido, tímido e incluso para nada social. Mis amistades de cada ciclo que ha marcado mi vida siempre se han contado con una mano. Hasta dichas amistades se han perdido en algún momento de la vida y las que se mantienen aún en estos tiempos, nos hemos distanciado por diversas razones. Pero siempre he tenido dificultad de formar relaciones con los demás; sin embargo, cuando encuentro esa amistad donde me siento cómodo, mi parte extrovertida sale a relucir. Estoy seguro que a varios les ha sucedido por lo menos más de una vez en su vida, pero, en cuanto a amistades puras, lo extrovertido siempre será divertido, obvio, todo sin excesos.

Observo a mi alrededor y una de las preguntas que más se asoma en mi mente es: ¿En qué momento crecimos? Y hablo en plural, pues la gente ha crecido tanto como yo lo he hecho. ¿A qué me refiero? Tal cual, ¿cuándo crecimos? Y justo mencioné en ideas anteriores, según yo todavía no pasaban diez años de golpe y de repente me cae la realidad justo en la cabeza, sí, he crecido, mi mundo ha crecido también. Mis amigos ya son padres, madres, unos viven con su pareja, otros planean viajes, compran cosas en familia, unos incluso por revelan su verdadera orientación sexual, y como todos, amigos que hacen tiempo para sus amigos durante los días libres. ¡Demonios! Apenas recuerdo que era Enero y así de golpe y sin avisar ya es Noviembre y resulta que cumplo veintiocho años el día de hoy. Eso y que en treinta y cinco días ya será 2019 y un año más iniciará y se repetirá el ciclo hasta cuando me de cuenta, la vida ya habrá pasado más de lo que uno pueda ver.

Creo que lo que en verdad quiero tratar de escribir es que hay que vivir al máximo. La edad que sea que uno tenga, hay que vivir y para eso hay que encontrar una razón que nos motive a levantarnos cada día para seguir viviendo; esa razón convertirla en una luz que nos guíe en momentos de oscuridad y por más bajo que el hoyo esté, siempre levantarnos, sacudirnos lo malo y seguir hacía adelante por más difícil que esté nuestro destino. Porque después de todo, nosotros no sabemos qué sigue y entonces tenemos que descubrirlo, paso a paso.

No desperdiciemos nuestras vidas, aún estando en lo más bajo de nuestro ser, el tiempo que pasemos abajo nos sirve para reflexionar, pensar en lo que hacemos y porqué lo hacemos y para quién lo hacemos. Se vale cambiar de sueños a medio camino, pero lo que no se vale es que muramos sin haber cumplido al menos el sueño en turno. Tenemos una vida para cumplir tantas metas nos pongamos, sean rápidas o cuesten un poco más de tiempo terminarlas, la vida se terminará si no nos movemos mínimo hacia donde queremos. ¡Así que vamos a levantarnos y aunque sean pasos de bebé, hay que movernos!

La vida sin duda nos tiene algo para sorprendernos, yo mismo estoy sorprendido del último párrafo pues mi depresión estúpida no me había dejado acercarme a mi meta, pero por lo menos de repente le gano la muy desgraciado y consigo escribir uno o dos escritos más y este extra es mi propio regalo de cumpleaños, pues quería escribir algo para hoy justo expresando todo lo que está pasando en mi cabeza al cumplir veintiocho años. Y creo que ha salido un muy loco ensayo referente a una y muchas cosas que reitero, rondaban en mi cabeza pero esos demonios no querían salir.

La imagen puede contener: una o varias personas e interiorVeintiocho años no se leen fáciles, no se viven fáciles cuando has vivido plenamente a nuestra única manera. Apenas dije que no soy un hombre de muchas experiencias, pero lo que he vivido es grande, de muy buen peso que no me arrepiento de nada; y, aunque existen cosas de que me arrepiento no haber hecho, no me arrepiento de mis decisiones que me trajeron a justo donde me encuentro el día de hoy.

¿Qué sigue? El humano debería de estar buscando la felicidad, yo seguiré buscando todo aquello que me hace feliz. ¡Porque creo fielmente que la felicidad no es una sola cosa, sino el conjunto de muchas cosas! Además, la felicidad de uno sólo la puede cambiar uno sólo y nadie más se debería meter ni mucho menos cambiarlo. Ahora bien, la luz ya la tengo, me falta fortalecer la motivación y vencer a la maldita que me detiene, porque como dije, por lo menos quiero morir cumpliendo un sueño, así moriré feliz.


Vive y deja vivir.


Comentarios

Podría interesarte