Veintiocho Años
Volteo a mi pasado y en mis recuerdos se proyectan vivencias que mi mente aún cree que fueron apenas ayer. Pero sin duda alguna las matemáticas no mienten, tal vez las fechas sean inexactas; sin embargo, cuando uno piensa con más esfuerzo, uno termina volviendo a descubrir que dichos recuerdos no son ni siquiera de este año ni el pasado, sino de hace más de cinco años, algunos diez años incluso, en mis casi treinta años, recuerdos de hace quince.
Desde que tengo memoria, he sido muy introvertido, tímido e incluso para nada social. Mis amistades de cada ciclo que ha marcado mi vida siempre se han contado con una mano. Hasta dichas amistades se han perdido en algún momento de la vida y las que se mantienen aún en estos tiempos, nos hemos distanciado por diversas razones. Pero siempre he tenido dificultad de formar relaciones con los demás; sin embargo, cuando encuentro esa amistad donde me siento cómodo, mi parte extrovertida sale a relucir. Estoy seguro que a varios les ha sucedido por lo menos más de una vez en su vida, pero, en cuanto a amistades puras, lo extrovertido siempre será divertido, obvio, todo sin excesos.
Observo a mi alrededor y una de las preguntas que más se asoma en mi mente es: ¿En qué momento crecimos? Y hablo en plural, pues la gente ha crecido tanto como yo lo he hecho. ¿A qué me refiero? Tal cual, ¿cuándo crecimos? Y justo mencioné en ideas anteriores, según yo todavía no pasaban diez años de golpe y de repente me cae la realidad justo en la cabeza, sí, he crecido, mi mundo ha crecido también. Mis amigos ya son padres, madres, unos viven con su pareja, otros planean viajes, compran cosas en familia, unos incluso por revelan su verdadera orientación sexual, y como todos, amigos que hacen tiempo para sus amigos durante los días libres. ¡Demonios! Apenas recuerdo que era Enero y así de golpe y sin avisar ya es Noviembre y resulta que cumplo veintiocho años el día de hoy. Eso y que en treinta y cinco días ya será 2019 y un año más iniciará y se repetirá el ciclo hasta cuando me de cuenta, la vida ya habrá pasado más de lo que uno pueda ver.
No desperdiciemos nuestras vidas, aún estando en lo más bajo de nuestro ser, el tiempo que pasemos abajo nos sirve para reflexionar, pensar en lo que hacemos y porqué lo hacemos y para quién lo hacemos. Se vale cambiar de sueños a medio camino, pero lo que no se vale es que muramos sin haber cumplido al menos el sueño en turno. Tenemos una vida para cumplir tantas metas nos pongamos, sean rápidas o cuesten un poco más de tiempo terminarlas, la vida se terminará si no nos movemos mínimo hacia donde queremos. ¡Así que vamos a levantarnos y aunque sean pasos de bebé, hay que movernos!
La vida sin duda nos tiene algo para sorprendernos, yo mismo estoy sorprendido del último párrafo pues mi depresión estúpida no me había dejado acercarme a mi meta, pero por lo menos de repente le gano la muy desgraciado y consigo escribir uno o dos escritos más y este extra es mi propio regalo de cumpleaños, pues quería escribir algo para hoy justo expresando todo lo que está pasando en mi cabeza al cumplir veintiocho años. Y creo que ha salido un muy loco ensayo referente a una y muchas cosas que reitero, rondaban en mi cabeza pero esos demonios no querían salir.

¿Qué sigue? El humano debería de estar buscando la felicidad, yo seguiré buscando todo aquello que me hace feliz. ¡Porque creo fielmente que la felicidad no es una sola cosa, sino el conjunto de muchas cosas! Además, la felicidad de uno sólo la puede cambiar uno sólo y nadie más se debería meter ni mucho menos cambiarlo. Ahora bien, la luz ya la tengo, me falta fortalecer la motivación y vencer a la maldita que me detiene, porque como dije, por lo menos quiero morir cumpliendo un sueño, así moriré feliz.
─
Vive y deja vivir.
Comentarios
Publicar un comentario
No dudes en dejar tu comentario :) Para mi es importante la retroalimentación.