Veintinueve y sumando

Que no se pierda la bonita costumbre de escribir al menos cada año. Sí, hace trescientos sesenta y cinco días escribí seguramente una entrada parecida a esta.

Esta vez no pienso extenderme, sí, ya cumplí veintinueve años, a un escalón de la vida de treinta años. Pues bien, muchas cosas han pasado en un año, ¡y sí que han sido impactantes! Hablando con mis mejores amigos, caímos en cuenta que el próximo febrero será el primer aniversario de bodas de uno de los nuestros (ventajas de casarse en año bisiesto). Y, al recordar, pensar mejor, ¡Dios, sólo han sido cuatro años y hemos vivido infinidad de cosas! A lo que el más sabio del grupo concluyó con lo siguiente: Han sido años intensos.

Justo eso, el último año estuvo intenso, demasiado para ser verdad. No profundizaré pero mi vida cambió y quiero creer que maduré de un día al otro. Curiosamente, conocí a alguien con quien me siento bastante bien y justo hace unos días que salimos mencionó algo sobre el destino. Antes de continuar, yo sí creo en el destino; para mi el destino es como la raíz de un árbol, tanto puede ser enorme porque así está destinado, tanto como puede ser pequeño porque así tendría que ser. Las raíces son los caminos que uno decide tomar o ignorar a lo largo de la vida; por eso a unos la vida se les acaba muy pronto.

Regresando con esta persona, quien es muy espiritual y creyente de la metafísica, de lo tanto que podemos llegar a platicar, justo menciona que cree en el destino y que todo sucede por algo. Ahí fue donde me di cuenta que a esta persona la conocí en un momento de mi vida bastante peculiar y me hizo reflexionar sobre el destino mismo. ¿Acaso esto es destino? ¿Las enseñanzas de esta persona y el camino que ésta tomó, será lo que el destino quiere revelarme? Esa noche al despedirnos, me quedé pensando bastante en cómo mi vida ha cambiado, en general por supuesto. Esos cuatro años que mencioné antes, definitivo ya no soy el mismo de aquella época, definitivo viví (a pesar de que siempre me digo que me falta vivir más) y viví muchas cosas, trabajé, me enamoré, me divertí, se me rompió el corazón un par de veces y, ahora estoy aquí, frente a la pantalla del portátil con la que trabajo, cambiando entre pantalla y pantalla para avanzar con este escrito y con mis deberes; no concluyo nada, sólo cumplí un año más de vida y a pesar de que veintinueve se escucha más cercano de los treinta, sigo con la firmeza de querer vivir más y seguir hacia adelante. Esta nueva persona me inspiró para en algún momento del siguiente año, buscar una oportunidad para crecer aún más, para vivir aún más.

Y, sin duda, quiero ser lo suficientemente valiente, seguro de mí para realizarlo.

Feliz cumpleaños, Alam de 29 años.

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