Déjà vu

New book, old light by  aHorseForEverySeason

Frío, el ambiente estaba más frío que de costumbre. Podía ver el vapor de mi aliento salir por mi boca, la luz de luna era mi única iluminación y curiosamente, alumbraba mi escritorio, mi silla vacía pero el colchón del asiento estaba aplastado, algo estaba sentado sobre éste. Un escalofrío intenso me recorrió la espina desde lo más bajo de mi ser hasta mi cerebro. Miedo, esto que sentía era miedo, rápidamente busqué el origen de este miedo, siguiendo el escalofrío hasta que miré encima del escritorio. Empecé a temblar, a sudar frío, a ver cosas que no tenían sentido hasta que lo vi; encima de la mesa se encontraba el producto de este horror.

Desperté de golpe. El sudor corría por mi rostro y llegaba hasta el cuello. La playera gris que usaba se encontraba empapada del pecho y axilas.

— Otra pesadilla. — Pensé. Me levanté de mi silla y noté el desorden de mi escritorio. La pantalla de mi computadora portátil estaba apagada y las hojas en blanco de mi libreta donde anotaba mis ideas regularmente tenía unas gotas de sudor. La pluma Mont Blanc que me regaló mi madre estaba delicadamente puesta en una estatuilla de un búho blanco que mi ex dejó cuando nos separamos.

Me levanté de mi asiento, tratando de recordar un poco acerca de mi pesadilla. Caminé al baño y me refresqué el rostro. Fui a la cocina por un vaso con agua y regresé a mi estudio. La luz del foco tintineaba un poco, cosa que decidí ignorar hasta que me senté nuevamente. La luz se apagó de golpe, así que dejé el vaso sobre la mesa y me aproximé al foco para golpearlo suavemente con el dedo. El ambiente se tornó más frío que de costumbre. Comencé a ver el vapor de mi aliento, la luz de la luna era mi única iluminación. Un golpe de algo cayéndose me hizo voltear hacia mi escritorio. Mi laptop, el vaso y demás papeles y cuadernos estaban en el suelo con excepción de mi pluma. Mi silla se movió abruptamente hacia atrás causando que diera un brinco hacia atrás, ésta estaba vacía pero el colchón del asiento estaba aplastado, como si alguien estuviera sentado sobre ella. Un escalofrío intenso me recorrió la espina desde lo más bajo de mi ser hasta mi cerebro. Rápido identifiqué la sensación: miedo; y como un rayo mi pesadilla se postró en mi mente, sabía que sentía miedo y rápidamente comencé a buscar su origen. Siguiendo el escalofrío como una brújula, miré hacia mis libreros, mi sillón, mis cosas en el suelo hasta que miré encima del escritorio.

Desperté de golpe. El sudor corría por mi rostro y llegaba hasta el cuello. La playera gris que usaba se encontraba empapada del pecho y axilas.

— Otra pesadilla. — Pensé. Me levanté de mi silla y observé mi escritorio. Mi laptop estaba cerrada y tenía mi cuaderno sobre ella. La pluma Mont Blanc estaba tirada en el suelo.

—Seguro la tiré al despertar. — Dije extrañado, esa pluma, a pesar de sí tener tinta, dejé de usarla al tiempo que me separé de mi ex. La recogí y la volví a posar sobre el búho blanco.

Sentí el sudor de mi frente caer por mi rostro y lo limpié con mi antebrazo. Caminé al baño para refrescarme el rostro, cerrando la puerta de mi estudio al salir; un ruido me hizo volver apenas cerré. Todo estaba en orden con excepción de la pluma, la cual nuevamente estaba en el suelo. Me acerqué y la levanté extrañado.

—Tal vez la coloqué mal. — Me dije tratando de encontrarle una razón lógica a su caída. Apenas y la colocaba sobre el búho y mi mesa fue volteada por una fuerza invisible tirándome hacia atrás. 

La luz comenzó a parpadear hasta que el foco reventó. Un escalofrío intenso me recorrió la espina desde lo más bajo de mi ser hasta mi cerebro. El ambiente se tornaba más frío hasta que comencé a ver el vapor de mi aliento. Jadeaba del miedo, era un miedo inexplicable. Mi silla salió disparada casi directamente hacia mí, hasta pegar en la pared estallando en algunos pedazos. Quise salir pero nuevamente el escalofrío me recorrió todo el cuerpo dejándome paralizado; tenía miedo, tanto que me sentía asqueado. Comencé a recorrer con la mirada la habitación y mi mirada captó el búho en el suelo con la pluma delicadamente posando sobre este. Traté de moverme, traté de acercarme a ella; ya temblaba no sé si por el frío de la habitación o por el miedo; supongo que por ambos. La visión comenzaba a nublarse, hasta que todo se tornó oscuro.

Desperté por el golpe al caer de la silla. Me puse de pie y me di cuenta de que mi playera gris estaba completamente empapada de sudor. Miré mi escritorio, y busqué la pluma Mont Blanc que me regaló mi madre. Ahí estaba, intacta, sostenida sólo por el búho blanco que dejó aquí mi ex al irse. Limpié el sudor de mi frente y me acerqué temeroso a la pluma. Estiré mi mano y vi cómo temblaba, estaba pálido mi brazo. Lo tomé con cuidado y lo acerqué a mi rostro. Leí el grabado que mandó a hacer mi madre para poder regalármelo: “Escribe”. Una lágrima resbaló por mi rostro y me senté despacio. Tomé mi cuaderno y comencé a escribir lo primero que se me vino a la mente. Después de eso, no paré y seguí escribiendo.

Frío, el ambiente estaba más frío que de costumbre. Podía ver el vapor de mi aliento salir por mi boca, la luz de luna era mi única iluminación y curiosamente, alumbraba mi escritorio, mi silla vacía pero el colchón del asiento estaba aplastado, algo estaba sentado sobre éste...

 

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