Viaje 11 | Nachos caseros

Esta historia es algo corta. Todo empezó con una iniciativa de cenar en casa en lugar de salir a cenar. Mi novia y yo ya habíamos pensando en comenzar a comer menos fuera de casa y usar dicho dinero para hacerlo en casa y comer más rico.

Repasé lo que había en la cocina y rápidamente sugerí, Nachos. Después de una diferencia entre sus nachos y mis nachos (acá en el norte le ponen ese "queso" amarillo según para nachos y pues yo, con un poco más de influencia del centro y Bajío, es queso gratinado y a su vez horneado), decidimos que por practicidad comprar pechuga de pollo, cocerla en sartén y cortarla en pedacitos para así agregársela a los nachos.

Compramos queso gouda, crema (que ahorita que lo recuerdo nunca le agregué) jalapeños en lata, su "queso" amarillo (nótese que lo uso entre comillas porque odio ese "queso"), el pollo. No compramos frijoles porque justo esa semana preparé medio kilo y la neta, me quedaron súper deliciosos.

Llegamos a casa, encendí el horno que justo me había estado causando problemas esa misma semana pero queríamos nachos, así que lo encendimos y este se calentó de volada. Usé los totopos que sobraban y los coloqué en un refractario, agregué los frijoles y encendí la estufa para cocer el pollo. Un cuece rápido, aceite, jugo magi, sal y pimienta.

El pollo comenzó a cocerse pero ya me había extrañado que la llama estuviese baja. De inmediato lo asocié con el cilindro de gas, "no mames que ya se va a terminar." El pollo le faltaba la mitad para terminarse de cocinar y la flama se apagó. Grité como Darth Vader al enterarse de que su amada Padme había muerto.

Mi novia preocupada por el estado del pollo, rápido, se le ocurrió: usar el microondas. En mi poca experiencia en la cocina, sola una vez he usado el microondas para cocinar algo, huevos pero nunca algo así. Rápido usamos Google y encontramos los pasos.

Pasamos el pollo con todo el menjurge del sartén, programamos el microondas (que no sabemos usar porque no es como el estándar) y cinco minutos después, el pollo humeaba de lo delicoso que quedó.

El refractario lo metí en un horno caliente pero apagado y terminamos al final de la noche con nachos con pollo cocinado, queso a medio gratinar, sin crema porque se me olvidó usarla y mi novia con un bowl aparte para agregarle su "queso" para nachos todo feo. (Sorry, tu misma esa noche te diste cuenta que no es queso.)

Abrimos un par de cervezas, pusimos Gravity Falls y cenamos súper delicioso. Obvio, a la mañana siguiente pedí que me reemplazaran el cilindro de gas. 

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