Raíz de Nym


Recuerdo muy bien el día. Nevaba como nunca, las tierras blancas de Runan por fin hacían honor a su frialdad y el peligro que siempre acechaba en cada tormenta de nieve. Sin duda, eso no me detendría, necesitaba llegar a una cueva perdida en la montaña de falda verde cerca de la escuela de magia. “¿Cueva perdida? ¿Cómo encuentras una cueva perdida si nunca jamás alguien la ha encontrado? ¿Siquiera existe?” Eran preguntas que me hicieron en cuanto se enteraron de mi loca aventura a la montaña. Yo, sólo respondía con mi teoría: Para encontrar un lugar perdido, primero hay que perderse.

Llevo una semana perdido en la montaña de falda verde. No traigo mapa, los víveres se terminan y sólo tengo un objetivo en mente: Encontrar la cueva perdida. Cuentan las leyendas, que en las profundidades de la cueva, existe un oasis intacto por el tiempo, clima o cualquier otra cosa tanto creada por el hombre o la naturaleza. Pero lo que más me interesa de dicho oasis es cortar un pedazo de la raíz de Nym; existen en Runan las plantas de Nym, éstas habitan cerca de lagos, pantanos o ríos y emiten un leve sonido. Su raíz es rica en propiedades curativas; sin embargo, la raíz de Nym que busco, es la raíz del primer árbol de Nym, el padre de todas las plantas que abundan por Runan. Según el profesor de alquimia, ésta raíz tiene una propiedad única y por lo mismo, la tala del árbol llevó a casi su extinción, quedando sólo el padre de todos en la cueva que muy pocos han encontrado.

Octavo día perdido, sólo me queda una botella de aguamiel (orgullosamente preparado por mi, todo un éxito en la escuela de magia por cierto) y un queso fermentado que Jara me regaló con una nota “No mueras, te quiero ver de regreso”. Agarré un trozo y di un sorbo pequeño al aguamiel, la tormenta tomaba más fuerza y mi integridad ahora sí peligraba. Caminé a cualquier dirección, siempre con la monumental escuela de magia a lo lejos y las luces de la ciudad de Ventisca (no por nada tenía ese nombre, sus ventiscas podrían durar semanas). Aún caminando, percibí un aroma, un olor a cálido, mi olfato era muy bueno gracias a los acontecimientos en Mirrow, y sin duda esa fragancia a flor y calidez era anormal en un lugar frío y cubierto de nieve. Seguí mi instinto e hice caso a mi nariz, caminé y caminé hasta llegar con piedra y un gran obstáculo de montaña, o parte de la falda de la montaña. Muro sólido, irónico a su vez, pues el aroma era aún más fuerte, seguí caminando pero esta vez con la montaña a mi izquierda, siguiendo a mi nariz y mi mano tocando la piedra hasta que no sentí nada, la entrada a la cueva perdida estaba ante mis ojos.

A pesar del aroma, la cueva era fría, demasiado fría. Curiosamente, encontré una antorcha de antaño así que susurré un hechizo de llamas y se hizo la luz. Alcé la antorcha para iluminar aún más, el camino empezó a hacer cada vez más y más angosto, hasta llegar con pared nuevamente. El frío era más intenso en las entrañas de la montaña y no había camino alguno además del que me llevó hasta ahí; sin embargo, para mi sorpresa, encontré un pequeño agujero, apenas y pasaba, me asomé e iluminé, oscuridad obviamente, pero un nuevo aroma surgió:aguas cálidas.

Decidí arriesgarme y cruzar el pequeño túnel, entre más me arrastraba el aroma era más intenso, y de la nada, una luz tan fuerte que tener la antorcha no tuvo sentido. Salí y lo que me encontré no tenía sentido, el oasis de las historias era cierto. Había árboles de todo tipo frutales y florales, arbustos, más flores de todos los colores, un riachuelo que se perdía en las entrañas de la montaña, y justo arriba, en lo más alto, el árbol de Nym. Me quedé observando el paisaje y analizando el lugar, saqué mi arco y preparé una flecha, el lugar parecía deshabitado pero no quería jugarme el pellejo, lo aprendí a la mala con los leónidos así que esta vez iría con más precaución. Caminé despacio, observando la reacción del lugar por mi presencia, poco a poco hasta que por fin me mostré ante el árbol más viejo que haya conocido. Guardé mi arco y saqué mi diente de leónido y directamente me agaché a cortar un pedazo de la raíz que frondoso se asomaba del suelo. Arranqué varias raíces y las coloqué en un pequeño saco que después me colgué en mi cinturón. En cuánto me levanté un zumbido se escuchó y un piquete en mi cuello me hizo gritar; rápido, corrí hasta toparme con pared y desenfunde mi diente de leónido y mi espada. Empecé a voltear a todas partes, buscando el ente que me atacó, el zumbido ahí seguía, pero mis 5 sentidos empezaron a fallar, rápido toqué mi cuello y una astilla de considerable tamaño estaba pegada: Veneno, era obvio. Rápido, saqué un pedazo de raíz del saco que colgaba de mi cintura y lo devoré. Recordé todas las contradicciones que el profesor de alquimia me dijo en caso de que encontrara dicho árbol, una de esas contradicciones justamente era no ingerirlo recién cortado, pero el tiempo se me agotaba y prefería sufrir los efectos de la raíz a morir envenenado, “¿Qué más podría sucederme?”, pensé, lo mejor que podía suceder era que mi cuerpo adoptara las propiedades de la raíz junto con la más icónica: Inmunidad.

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Al ente no le agradó mucho que masticara un pedazo de raíz, y justo decidió tomar su forma visible y entre insectos revoloteando apareció un elemental del bosque. Jamás había visto uno de tan cerca, así que pude ver con detalle su físico maderoso, al parecer era un elemental hembra por la curvatura en su pecho como la del busto de una mujer, sus ojos eran verdes, demasiado brillantes y podía ver cómo se clavaban en los míos. Señaló al saco donde cargaba las raíces, sabía lo que quería la elemental así que me rehusé a tirarlos. Enfundé mis armas, no quería representar ningún peligro para ella.

-”No planeo hacer nada malo con las raíces.” -dije, firme y sin miedo -. “Soy un estudiante de la escuela de magia, y al escuchar sobre la leyenda de éste árbol, decidí comprobarla. Desearía poder llevar unas muestras ante mi profesor para estudiarla y así poder curar a un amigo de su mal.”

La elemental me miró, dubitativa, no creo que haya esperado que guardara mis armas y le hablara como a una persona normal.

-”Tu capa, ¿acaso eres un antiguo?”- Escuché una voz en mi mente.

-”Estás en mi mente” -dije un poco a la defensiva, después de todo a quién le gusta que entren a nuestra mente -. “No soy un antiguo, pero poseo esta reliquia heredada de mi padre.”
-”Sólo los antiguos pueden controlar tal poder e incluso aguantar los efectos secundarios de lo que acabas de comer. Es obvio que tienes sangre de antiguo” -señaló la elemental y tenía razón, ya tendría que estar retorciéndome de dolor -. “Me recuerdas a uno en especial. Me ayudó a esconderme en esta cueva perdida, pero eso fue hace mucho tiempo.”

-”Aún soy joven, te aseguro que no fui yo.” -dije. La elemental me echó una última mirada, asegurándose de mi identidad.

-“Eres libre de irte.” -extendió su brazo hacia mi y me bañó con una luz verde -. “Te acabo de bañar con mi bendición. Yo soy el alma del árbol de Nym, así que te encomiendo con una misión.” -se acercó a mi -. “Las raíces que llevas, siémbralas para que más árboles de Nym crezcan. Ahora tienes mi don.”- Extendió su otro brazo y un camino apareció en una de las paredes de la cueva.

-”Cumpliré con tu encargo, no tengas duda de ello.”- amarré mejor las raíces y puse marcha hacia el nuevo camino descubierto.

-”Suerte, antiguo.”

-”No soy un antiguo.” -volteé hacia la elemental, pero había desaparecido. Sólo un zumbido se escuchaba cada vez más lejos.

Salí de la cueva sin ninguna complicación. Detallé la ubicación de la cueva perdida, ahora nombrada cueva de Nym, en mi mapa y puse marcha a la escuela. La tormenta había finalizado, la vista era tan clara que podía ver las montañas que dividen la región de Ventisca con la región de Río boscoso. Me tomó medio día llegar a Ventisca, caminé por toda la ciudad hasta llegar a la entrada de la escuela; en la entrada, Jara me estaba esperando con su usual uniforme de estudiante.
.:The gray walls:. by ThousandLeaves
-”Te tardaste, Jace.”

-”Lo siento, me perdí un poco. ¿Cuántos días llevo fuera?”- pregunté, mis cálculos me decían diez u once días.

-”Tardaste quince, ¿lo encontraste?”

-”Llama al profesor, que encuentre un terreno lo suficiente grande pues plantaremos un nuevo árbol de Nym. Roi se curará Jara, traje suficiente raíz para curarlo.”- Jara sonrío y con una lágrima en su mejilla, corrió en busca del profesor. Llegué a la entrada de las habitaciones del ala este y Fitz me estaba esperando.

-”Te tomaste tu tiempo Capa Negra.” -sonrió y corrió para darme un abrazo -. “Cuéntamelo todo.”

Alam
Lo complejo de lo simple.

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