VS Los hermanos Siniestros



La universidad era enorme, demasiado grande, tan grande que los folletos no le hacían justicia. La universidad abarcaba un muy buen espacio entre las regiones Kanto y Johto, siempre cuidando el ecosistema Pokémon, tanto era el cuidado que la misma universidad forma parte de la naturaleza y no al contrario. Todas las escuelas estaban muy bien segmentadas, incluso la escuela de Ingeniería Pokémon formaba parte del lado metálico y rocoso de la montaña plateada, así pueda coexistir sin dañar el entorno natural de los Pokémon que viven ahí.

La entrada era inmensa, me atrevería a decir que era lo suficiente grande para que dos exeggutor de Alola encimados, entraran a la perfección por aquel arco dónde grande estaba escrito: “Universidad Pokémon”. Habíamos mucho de primer ingreso, nos citaron una hora después de la entrada normal, así evitaríamos a los demás estudiantes problemas. En la mera entrada estaban unas mesas, especialmente montadas para el día de hoy, tenían un letrero con cada carrera; Investigación, Ingeniería, Artista, Poke-atleta, Medicina, Ranger, Entrenador y Crianza; última mesa, habían otros futuros criadores Pokémon como yo. Me acerqué y di mi nombre a la señorita que amablemente atendía a los novatos.

–¡Bienvenido novato! Mi nombre es Las, ¿cuál es tu nombre?– Las era una chica guapa, usaba anteojos para cubrir sus ojos café miel; traía el cabello corto al hombro, usaba un chaleco amarillo bastante notorio y debajo un vestido floreado muy bonito de color lila.
–Mi nombre es Ani– dije con un poco de nervios.
–Ani… ¡Te encontré! ¡Oh, vienes de la región Hoenn! ¡Bienvenido, aquí tienes tu kit de introducción! En él, encontrarás un mapa completo y detallado de la universidad y de las varias escuelas, el reglamento (por supuesto), tus horarios y clases (más que obvio) y detalles de las facciones. ¡Oh! Y lo más importante, tu dormitorio.
–Muchas gracias Las.– Guardé el kit en mi mochila y a lo lejos escuché dos voces familiares.

En las mesas de a lado, se encontraban los entrenadores Pokémon novatos, y de todos los que esperaban a dar su nombre, los vi: Lex y Yoru, mis amigos de la infancia. Lex creció muchísimo, estaba igual de flaco sólo que más alto. Aunque tenía la misma cara de siempre, la barba corta me recordaba que ya no teníamos 10 años. En cambio, Yoru, él sí se veía más maduro, el cabello más largo y la barba más poblada que la de Lex; sin duda, ya no teníamos 8 años. Sentí emoción porque ellos no sabían que estaría aquí; sin embargo, los nervios volvieron a apoderarse, después de todo tenía años sin verlos y los tres prometimos convertirnos en los mejores entrenadores y liderar un gimnasio algún día. En cambio, abandoné ese sueño y elegí dedicarme a lo que en verdad me apasiona: Los Pokémon.

En lugar de ir con ellos, seguí mi camino. Me encontré con una fuente, una glorieta que dividía varios caminos. Me senté un rato, a pensar en lo siguiente que haría. Saqué el mapa para empezarme a ubicar y revisé los horarios.


–¡Hola! ¿Crees que sería muy raro sentarme contigo aunque no haya nadie más?– Una dulce voz hizo levantar mi vista. Una chica pelirroja con su melena recogida en un coleta y de blanca piel atrapó mi atención. Repetí la pregunta en mi mente y contesté.
–Claro, perdón pero no supe cómo reaccionar.– Reí.
–Gracias – rió conmigo–. Me llamo Giselle, me puedes decir Gis.
–Me llamo Ani, y ya es suficiente chico el nombre para hacerlo aún más diminuto.– Reímos más.
–¿Crianza Pokémon?– preguntó tímidamente.
–¡Sí!– me exalté bastante que rió bastante y me contagió la risa.
–Crianza es lo mejor –dijo–. Adoro a los Pokémon y realmente me interesa aprender más de ellos mediante la crianza, conocerlos y entrenarlos diferente a lo que haría un entrenador.
–Sin duda alguna. –dije–. Crear vínculos con ellos de manera diferente a lo que los demás lo harían.– Terminando de decir esto, una multitud cruzó corriendo frente a nosotros.

–¡UNA BATALLA ENTRE NOVATOS Y LOS HERMANOS SINIESTROS!– Gritaban unos.
–¿Quiénes serán las víctimas ésta vez?– Gritaron otros. Giselle y yo nos volteamos a ver y sincronizadamente asentimos y seguimos a la multitud.

No era sorpresa que la batalla fuera en uno de los campos; la sorpresa fue ver a Yoru y Lex en duelo contra tres chicos de aspecto bastante siniestro (ahí entendí el apodo). Parecían trillizos, pero sin duda tenían diferentes edades, uno mayor que el otro.


–¡Haunter, ve!– gritó uno mientras lanzaba su pokebola al campo.
–¡Grimer, hazlos trizas!– exclamó otro.
–¡Nidoqueen, ve a terminar esto!– cerró el mayor de los tres. Yoru y Lex se mostraron intimidados por el último Pokémon, sin duda tendría que ser de cuarto nivel ese entrenador. No sé de dónde agarraron valor pero ambos lanzaron su respectiva pokebola.
–¡Vamos Kirlia, demuéstrales de lo que estamos hechos!– gritó Yoru
–Tres contra dos, no importa, dos Kirlia serán mejor que uno, ¡Ve!– agregó Lex. De ambas pokebolas, salieron dos Kirlia variocolor, ambos lucían muy bien cuidados y dispuestos para batallar. La desventaja era obvia, así que hice algo totalmente inesperado.

–Gis, espérame aquí.– dije mientras lanzaba mi pokebola al campo ocupando el lugar de enmedio (el lugar faltante). Mi Gardevoir salió, mostrando el brillo clásico de los Pokémon variocolor. Los Kirlia y Gardy (así apodé a mi Pokémon) se sincronizaron perfectamente, después de todo eran mellizas y entre hermanas se reconocieron. Corrí rápido para ocupar mi lugar de entrenador y di la orden a Gardy.

–¡Usa psíquico en Nidoqueen!– Gardy rápido atacó y debilitó de un sólo golpe a Nidoqueen sacándolo del campo de batalla. Su entrenador estaba en shock y volteó hacia nosotros.
–¡¿Quién carajos eres?!– gruñó
–¿Ani?– dijeron al unísono Yoru y Lex.
–El que les pateará su trasero siniestro.– Sonreí, una vez más la adrenalina de una batalla Pokémon se apoderó de mi cuerpo.
Alam
-Lo complejo de lo simple.

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