Terror al amanecer

Era de madrugada. El sol estaba por salir y yo aún no dormía. Caminaba por la proa, mis pensamientos me acompañaban. En el timón, el Sr. Rawr navegaba tranquilo, al verme me saludó con respeto e hizo una mueca al verme despierto a altas horas. Me acerqué a él, vendría bien despejarme la mente con una buena plática con mi tripulación. Las estrellas nos cobijaban con su luz y una que otra lámpara alumbraba mis paso.

–Buenos días Capitán Castle.– Me dijo muy amablemente el Sr. Rawr.
–Buenos días Sr. Rawr.– Contesté con la misma amabilidad.
–¿Pensando Capitán?
–Siempre, Sr. Rawr.– Contesté con un suspiro que tal vez haya delatado la carga que traía en mis hombros.
–Tranquilo, “Cap”. Seguro la estará esperando, hoy y siempre.– Guiñó su ojo derecho. El Sr. Rawr era uno de mis más fieles marineros. Su pelirroja cabellera la cubría con un casco de escamas, una cicatriz desde su frente extendido verticalmente hasta su mentón le daba la personalidad de pirata justa para intimidar a cualquiera combinado con su altura y su musculatura. Pero muy adentro, era un pirata noble (irónico), justo y honrado (doble irónico) que adoraba a los niños y los niños lo adoraban a él. Se ganó el apodo de “Rawr” porque cada vez que tiene que bañar su espada de sangre, ruge muy tierno. Sonreí a su comentario.
–Tal vez Sr. Rawr, tal vez. Prometí que regresaría pronto y ya han pasado unos buenos meses y siento que me faltan más. Lo bueno, es que le dije que se enamorara, que si no tenía porqué, que no me esperara. Así que realmente no creo que siga esperando por mi.
–Hay que ser positivos “Cap”, hay…¡¿Qué demonios?!– El barco fue golpeado agresivamente por estribor.

Rápido corrí e hice sonar la alarma. Nuevamente fuimos golpeados, esta vez la nave se ladeó aún más agresivo, partes del estribor salieron disparados hacia mi.

–¡PIRATAS, A SUS LUGARES! –Grité mientras seguía tocando la alarma. Mi tripulación fue saliendo disparada a colocarse a sus lugares; todos lucíamos desubicados por los múltiples golpes a la nave.– ¡NECESITO OJOS!
–¡AQUÍ CAPITÁN! ¡Oh, por los antiguos!– terminó de decir. Recibimos otro golpe, esta vez por babor.
–¿¡QUÉ DEMONIOS ES PIRATA!?– Como si los antiguos estuvieran escuchando, ese demonio salió de los mares, mejor dicho, salieron.

Mi tripulación empezó a enloquecer, “¡Es la hydra de las leyendas!” gritaban unos, “¡Moriremos! otros. El miedo se había apoderado de mi gente, la hydra nos rodeó con su larga cola, poco a poco mi “Ladrón de los mares” empezó a crujir. Eso, no lo permitiría. Desenfundé mi hacha y la apunté hacia la hydra. La tripulación se quedó inmóvil ante mi acción, jamás me habían visto usar mi hacha. Los hombres empezaron a susurrar “¿Será el hacha legendario del Capa Negra?“¿Es él?”, “¿El héroe de guerra es nuestro capitán?”. La hydra rugió por cada cabeza que tenía; una de ellas intentó anticiparse y atacarme, sólo fue necesario una tajada en el aire para sacar un rayo directo a la cabeza, cayó sobre la popa y mi tripulación de inmediato atacó.

–Bien, ahora nos entendemos, ¿¡VERDAD!?– Mi tripulación gritó conmigo motivados con lo que acaban de ver. Habíamos robado, asaltado, saqueado y escapado de barcos imperiales, pero jamás me habían visto usar el hacha. Ahora que mi identidad se reveló, pude ver fuego en sus ojos.

La hydra rugió por la muerte de su cabeza, pero había más de donde vino el primer ataque. Nuevamente se colocaron en sus posiciones y los ballesteros empezaron a disparar el cuerpo de la hydra. Escalé a la punta del palo mayor, a esperar el momento para atacar, un movimiento mal y podría morir entre varios dientes. Mis hombres y yo siempre nos entendimos en las batallas, así que no era necesario dar más órdenes. Escalé y daba tajos eléctricos al aire para debilitar a la leyenda acuática. Llegué al objetivo y rápido corrí hasta saltar sobre una de sus cabezas. Rápido las demás empezaron a atacar mi suelo y fui brincando de cabeza en cabeza, provocando que se dañara así mismo. Las ballestas estaban dando en partes sensibles de la hydra, se sentía la falta de fuerza en los rugidos y en sus movimientos de la misma; sin embargo, me descuidé y fui golpeado por una de las cabezas, aventándome a varias leguas de la batalla. “¡Capitán!” escuché cada vez más lejos. Al caer al agua me disloqué el hombro izquierdo, me golpeé muy fuerte en la cabeza pero me mantuve consciente para no morir desmayado y ahogado. La hydra me siguió, sabía que yo había hecho que su cena antes del amanecer resultase en el peor de sus bocadillos. Agarré el hacha, me acomodé el hombro (no grité tanto de dolor a pesar de estar acostumbrado) y le hice frente a la hydra. Increíblemente, una sola cabeza de sus tantas que le colgaban, aún le daban batalla.

–Supongo que tú eres la ganadora. –le dije–. Vamos, puedes comerme.– La hydra me enredó en su cola y me aventó como cualquier fruto pequeño al aire y me tragó. Prefiero no describir lo que vi durante el trayecto de su boca al estómago, pero al llegar a éste último, saqué mi hacha y escalé por su garganta, le corté la lengua y salí por donde entré. Al abrir su enorme y pesada boca, vi el sol. Ya había amanecido y un bote de remo esperaba por mi.

–¡EL CAPITÁN JACE CASTLE ESTÁ VIVO! ¡EL ÚLTIMO CAPA NEGRA SIGUE CON VIDA!– Gritaron varios de mis hombres. Alcé la hacha, recuerdo que eso siempre hice. La adrenalina y nostalgia de batallas y cazas anteriores llenaron mi mente de recuerdos.
–¡Su capitán es el último Capa Negra! ¡Siéntanse orgullosos de dónde pertenecen!– Mi familia pirata después de todo.


With the moon as witness by DavidGaillet
Alam
-Lo complejo de lo simple.

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