Venciendo El Miedo

Fear by Fahrenheit1989
–¿Vienes a matarme? –Preguntó Poli. Poli, era una chica de estatura baja, cabello negro y pecosa de su rostro principalmente. Ante las demás personas, era una chica muy bonita y dulce, pero en este momento, incluso con las espadas que portaba en cada mano y su armadura reluciente, ella tenía miedo–. ¿Por qué?
–¿Por qué preguntas?– dijo la sombra que de cierta manera, pareciera que la estuviera observando.
–Tengo miedo.– susurró Poli. La sombra le causaba conflicto pues no tenía forma alguna, a veces era sólo un hoyo negro, succionando la vida de alrededor y a veces tenía forma humanoide.
–Deberías tener miedo, después de todo soy el Miedo en sí.– Se bufó.
–No quiero tener miedo, no más.– Poli empezó a soltar pequeñas lágrimas pero seguía mirando fijo a el Miedo.
–¡Témeme! –El Miedo se carcajeó al ver la reacción de Poli retroceder un poco. La chica aún lo veía fijamente, buscando un punto débil o algo donde poder dar una estocada. Sus manos temblaban y el sudor frío empezó a cubrir su frente.
–No… ¡No te tengo miedo!– tartamudeó al principio y gritó con fuerza. El Miedo soltó una risa pequeña. Poli encontró valor suficiente para embestirlo de frente, pero sólo lo atravesó y terminó tropezando. El Miedo no contuvo la risa y carcajeó sin vergüenza. Poli se levantó, se sacudió la ropa que salía de su armadura y levantó sus espadas. Temblorosa volvió a su posición de ataque y volvió a embestir, tropezando nuevamente. El Miedo simplemente reía por sus intentos sin sentido. Poli seguía embistiendo, cada vez con menos fuerza y con un raspón nuevo por cada caída. Sus lágrimas empezaron a derramarse, en su rostro sólo se veía el miedo nada más. No contuvo más y soltó a llorar.

La sombra lentamente se acercó, con cada paso que daba Poli lloraba más fuerte. Los recuerdos, los miedos de Poli empezaron a llenar su mente.

–¡No! ¡Déjala en paz!– Una silueta pequeña y peluda se acercó. El Miedo reía más por ver a criatura tan adorable tratar de ayudar a Poli.
–Sólo por pequeña –carcajeó– curiosidad, ¿quién eres tú?
–Soy su guardián, Mr. Buttercup.– La silueta pequeña se acercó, un gato amarillo con algunas rayas naranja portaba una armadura oscura de cuero y un sombrero puntiagudo que dejaba respirar sus orejitas, en su cintura colgaba un puñal guardado en su vaina. Buttercup se acercó para que El Miedo lo viera mejor, éste, sólo carcajeó más y más.
–Ésta no es tu batalla pequeñuelo, ella tiene que enfrentarme a mi, sin ayuda.
–¡Pues no está sola! –Una silueta más pequeña apareció–. ¡Soy Lucky y también vengo a protegerla!– El pequeño gato salió, vestía de igual manera una armadura de cuero negra y un sombrero que dejaba respirar sus orejitas; este gato era blanco con gris y su cabecita tenía algunas rayas color gris más oscuro; al igual que Buttercup, de su cintura cargaba un puñal afilado.
–¿Qué es esto?– preguntó confuso El Miedo, que si tuviera un rostro habría mostrado una expresión realmente interesante, entre misma confusión junto con incredulidad.
Poli, entre lágrimas vio la escena completa, se limpió su rostro y se levantó, tomó sus espadas y volvió a embestir con toda su fuerza a El Miedo. Nuevamente falló y cayó al suelo. Los mininos ayudaron a levantar a Poli y sacaron sus armas también.

–No. –les dijo–. Es mi pelea, no me matará si no lo dejo.
–Déjanos ayudarte.– Dijo el más pequeño.
–No está sola.– Recordó Buttercup.
–Lo sé. –sonrió Poli, su sonrisa era la más sincera que sus mininos defensores hayan visto–. Los tengo a ustedes, tengo a mis amigos, a mi familia quien siempre estarán para mi cuando los necesite, por muy pequeña o grande sea la necesidad. Sí, tengo miedo pero tengo que enfrentarlo a como dé lugar.
–Inténtalo.– Dijo El Miedo muy serio.

Poli no lo pensó dos veces y cargó contra El Miedo, ésta vez, la detuvo con sus manos y la aventó de regreso.

–Creo que aún tienes miedo.– siguió con la seriedad. Poli se levantó y se limpió la tierra de su rostro. Sonrió.
–Sí, tengo miedo a las arañas. –Lanzó una estocada contra El Miedo, quien bloqueó con su propia espada–. Tengo miedo, de los sapos. –volvió a decir dando otra estocada. El Miedo se dedicó a bloquear, estaba concentrado en seguir bloqueando los ataques de Poli, quien continuó dando estocadas y diciendo.– ¡Tengo miedo a los insectos verdes! ¡Me da pánico el desorden! –Empezó a gritar sus miedos. Poli realizó una estocada demasiado peligrosa que El Miedo tuvo que retroceder bastante, un rostro, ojos y boca empezaron a notarse en su caótica y humanoide cabeza, su orgullo estaba herido.
–Detente niña o te lastimarás.– amenazó El Miedo.
–Tengo miedo a lastimarme y seguir atacándote, ¡pero eso no me detendrá! –gritó y se lanzó contra la sombra. El Miedo siguió bloqueando. Poli siguió atacando y gritando–. ¡Pero sobre todo, tengo miedo de quedarme sola, sentirme sola en un mundo con tanta gente buena! ¡Tengo miedo de no dejar huella en las personas! ¡De no ser algo positivo en mis conocidos, amigos y familia!– Dio una estocada y alcanzó a cortar el brazo de la sombra, El Miedo empezaba a encogerse, adoptó finalmente una forma humanoide, incluso detalles de una armadura empezaron a descubrirse. Poli no se detuvo y siguió sacando sus miedos–. ¡Tengo miedo a lastimar a mis seres queridos! Simplemente no aguanto la idea de lastimar a alguien. –detuvo su estocada y miró fijamente a El Miedo–. Tengo miedo de despedirme de las personas que llegaron a mi vida a hacerme un bien, a ser un símbolo de felicidad, de ser algo positivo y que de repente, se vayan porque así el destino lo quiso. –agarró fuerte su espada y atacó ferozmente. El Miedo intentó bloquear todos los golpes, varias cortadas empezaron a ralentizarlo hasta que finalmente, Poli golpeó su casco y se detuvo para ver a El Miedo directamente a sus ojos–. Tengo miedo de mi misma.
–¿Por qué?– casi susurró El Miedo.
–Porque la fuente de mis miedos, soy yo. Yo misma puedo ocasionar el peor de mis miedos, pero yo misma tengo el poder de controlarlos y mejor aún, matarlos.– Poli colocó la espada en su cuello, lista para dar la estocada final. La sombra, la cual ya tenía el exacto parecido a Poli sólo sonrió y aceptó su derrota.
–¡Qué rápido aprendiste pequeña! ¡Hey, mininos! ¡Cuídenla!– El Miedo se hizo más pequeño, tan pequeño que es esfumó.

Los valientes mininos se acercaron a Poli, ronroneando y alzando la cola.
–¿Estás herida, Poli? ¿Quieres que te cure?– preguntó Buttercup.
–¿Tienes hambre? Podemos ir a comer algo, yo tengo hambre.– agregó Lucky.
–Vamos lejos de aquí, pequeños.– Poli guardó sus espadas y dirigió a los mininos a la salida. 

La luz del día se veía al final del túnel, un calor familiar se empezaba a sentir conforme se acercaban. Salieron de la cueva y Poli corrió emocionada a ver a una vieja conocida, se sentó suavemente sobre la arena y escuchó con delicadeza lo que las olas tenían que contarle. El sol poco a poco se fue ocultando, el cielo se empezó a incendiar con los diferentes colores. Poli respiró profundo, se relajó, acarició a sus fieles compañeros y se dedicó a sonreír.
–Estoy agradecida de estar compartir este momento con ustedes, pequeños. Gracias.– dijo Poli.

Los mininos sonrieron y ronronearon. Admiraron el primero de muchos atardeceres, juntos.

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Alam
-Lo complejo de lo simple.


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-Paciencia -Perseverancia -Sabiduría -Tolerancia -> No lo olvides.


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